11/29/2009

A veces

Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa

Sábado a la noche. Unos amigos me invitan a un bar por Palermo, en el que ya arreglaron para encontrarse con otros tantos. Cuando llego me encuentro con unas seis personas de las que solo conozco a 2. Hola qué tal, les digo mientras me presento. Estoy contento por ver a mis amigos, por salir a tomar algo con ellos y disfrutar de los paisajes nocturnos de la ciudad. Mientras escucho a uno de mis amigos contar sobre el viaje del que hace poco regresó, uno de los flacos a los que recién conozco, me pregunta a qué me dedico. Le respondo que trabajo como psicólogo, y pienso a la vez, después de varias experiencias similares, si debería haber dicho otra cosa, como para evitar las preguntas y reacciones que vienen a continuación después de mi respuesta, casi como si estuvieran guionadas.
Mientras respondo con cintura evitativa alguna de las preguntas de mi interlocutor, y trato de seguir la historia de mi amigo viajero, otro de los presentes, que estaba escuchando de costado, dice "vos que sos psicólogo..." y pregunta qué opino sobre cierto tema. Me cuenta que se divorció de su mujer, que está teniendo problemas con su ex y que no sabe cómo hacer para explicarle a su hija. "Ella está muy mal". Pienso ¿quién me mandó a abrir la boca?! Relojeo involuntariamente mi reloj, son las 3.20 am. Pienso cuántas cervezas tomé. Le digo que seguro debe ser difícil la situación en la que está, pero que va a tener que disculparme, es sábado a la noche y tal vez no es el mejor momento para hablar sobre sus cosas intimas. Sorprendido, él me dice que está todo bien, que tengo razón. Le ofrezco una tarjeta de un colega conocido al que puede llamar el lunes. Lo va a poder ayudar. Acepta la tarjeta. Disfruto de la reunión con mis amigos.

Domingo a la tarde. Suena el timbre de mi casa, atiendo y pregunto quién es. Me responde mi querido amigo Esteban. Me sorprendo, no lo esperaba, lo invito a subir. Preparo unos mates con tostadas y le comento mi sorpresa por su visita. Esteban rápidamente se angustia y me cuenta que está preocupado por una serie de peleas que está teniendo con su padre, al que conozco desde hace años. Esteban me cuenta que por diversos motivos tendrá que dejar la casa que comparte con su padre y que la situación le provoca muchísimo temor. Está preocupado. Conversamos mientras masticamos las tostadas. Le cuento cómo fue para mi, el momento en el que me fui de la casa de mis padres, la incertidumbre que sentí por no saber cómo iba a resultar eso de vivir solo. En fin. Charlamos durante algunas horas derivando el tema de conversación por una red de temas, como suele ser una buena charla. Esteban se detiene preocupado y me dice que no quiere molestarme con sus problemas, que entiende que por mi trabajo me la debo pasar "escuchando los problemas de la gente" y que su idea no es hacerme trabajar. Me pregunto por dentro qué imagen habré dado de mi mismo como para que un amigo no tenga la suficiente confianza como para charlar conmigo sin sentir que está hablando con un psicólogo. Le digo que si, es cierto, parte de mi trabajo es escuchar lo que los otros me cuentan, pero que no se preocupe por eso, que estamos charlando como cuando eramos más jóvenes, que está bueno que haya venido a mi casa si necesitaba charlar un rato. A mi también me gusta charlar con él y contarle de mis asuntos. Para eso están los amigos no?. O querés pagarme? Le dije. Se ríe.

Lunes a la mañana. Llego temprano al hospital porque tengo una entrevista con un paciente nuevo al que todavía no conozco. Lo espero en la sala del hospital mientras converso con algún colega de los que tienen buena onda sobre algún tema de interés en común. Tocan a la puerta y preguntan por mí. Es una chica acompañada por su padre. Me presento y los invito a pasar a uno de los consultorios. El padre me cuenta sobre su preocupación porque desde que se separo de la madre de la nena, él tiene severos problemas de agresión con su ex y su hija ha cambiado el comportamiento, se aisla, no quiere comer ni salir a pasear. Mantengo la entrevista con el padre como para conocer un poco más de la historia de la familia y contextualizar lo que a la joven le pueda estar pasando. Lo invito a que espere fuera del consultorio mientras yo entrevisto a su hija. Le explico que es necesario para que ella pueda contarme por si misma qué es lo que le está pasando, qué es lo que la tiene mal. La chica ingresa, se sienta, me mira con desconfianza y me pregunta con gran ironía "¿se supone que acá tengo que hablar con vos como si fueras un amigo al que le cuento mis cosas?" La noto asustada. Le respondo que ella puede hablar como quiera, si quiere hablarme como a un amigo, que lo haga. Pero que tenga presente que ella está en un hospital porque algo le está pasando y que yo no estoy ahí para hacerme amigo de ella, sino para intentar ayudarla con lo que le pasa. Respira hondo y me dice sonriente "Hablás como un psicólogo!".

11/18/2009

El circo

No soy el dueño, pero tampoco el mono.
Artista por momentos, espectador por otros.
Encuentro en esto un circo
y disfruto de la función.

Veo la escena, veo el público aplaudir.
¿Sos vos también artista?
Desde tu lugar de lector
leyendo palabras mías, te llevás una canción.

Circula! el circo circula!
¿Lo pensaron alguna vez?
Mi canción se hace tuya
como el circo de recién.

La canción era tuya
antes de cantarla yo!

11/04/2009

Enojos

Sobre los costados del camino, entre las piedras, los pastos y las hileras de hormigas que siguen paralelas la dirección del camino, crecen los enojos.
Planta milenaria, crece sin requerir demasiada atención. Sobre la tierra, algunas lluvias ocasionales y el enojo va tomando fuerza. No hace falta mucho más.
Hay quienes al pasar por el camino, arrancan los enojos y se los llevan en el bolso, la cartera o en algún receptáculo que sirva para los fines. Algunos los cortan en rodajas y los agregan a las ensaladas. Tienen un sabor fuerte, entre dulzón y amargo. Otros los ponen a hervir y se preparan un té. El famoso té de enojo. Ponele azúcar.

El enojo crece sin demasiada atención. Por eso mismo no conviene dejarlo crecer indefinidamente. Cada tanto arrancar unas plantas, cortarlas en juliana, o en cubitos y preparar algo rico para comer. El enojo es una planta rastrera, va cubriendo superficie a medida que crece, y como no hace mucho barullo mientras lo hace, un día te querés dar cuenta y zaz!! Tenés el camino interrumpido por los enojos!!

10/15/2009

Los rodeos



Los caminos se bifurcan una y otra vez. Hacía un lado y hacia el otro. Algunos están bloqueados. Otros toman diseños laberínticos, lleva un tiempo encontrar por dónde. 

Otros caminos se desvían, van hacia arriba o hacia abajo o directamente se interrumpen. 

Estos últimos son los que, sin excepción, obligan a volver sobre los pasos para tomar luego algún otro camino alternativo. 

Algunos llevan a la reunión: Grandes avenidas por las que gran cantidad de personas circulan.
Otros conducen a la soledad solitaria del caminante, con la consecuente calma o desesperación, según si el caminar se acompaña de días soleados o de la más negra oscuridad.

Los caminos se bifurcan. 

Polifónicamente se abren en diversas direcciones, ¡arribando a barrios tan diversos! Cada uno con su encanto y sus personas. Como las estaciones del año, otoño, invierno, primavera y verano, cada una conectada con la otra y tan distintas a la vez.

Conectados unos con otros los caminos van creando túneles y puentes que nos llevan a una nueva bifurcación. Caminar no es sin elección. Elección sobre las direcciones por las que retomaremos el caminar. Porque al fin, como dice el poeta, no es que haya caminos, se hace camino al andar.

La otra verdad

Dicen que la verdad tiene carácter de ficción.
Es así. 
Escribo y escribo y lo único que produzco es más y más ficción. 
Pasa en la vida, por más verdadero que algo resulte, es ficción. 
Siempre.
 
Conclusión: Lo que me interesa de todo esto es aquella otra verdad,
esa que se esconde en lo que escribo 
y nunca termina de ser escrita.

Es inaccesible, siempre en potencia.

9/15/2009

Construcción

Sobre el dolor una piedra.
Sobre la piedra un castillo.
En el castillo una reina
Y en la reina un amor.

9/03/2009

La insistencia

Quiere aproximarse lo más posible, aún sabiendo que no hay lugar para recibirla. Sabiendo que deberá quedarse por fuera, del otro lado de los límites que han sido señalados una y otra vez. La insistencia insiste en hacerse lugar, insiste en ser recibida dentro de donde parece no haber lugar.
La insistencia podría quedarse afuera y listo, pero por su escencia empuja y hace ruido, pretendiendo imponer lo que viene a traer.
No se trataría de anular a la insistencia, tarea imposible. Tampoco dejarla hacer lo que ella quiera, convirtiéndose uno mismo en títere de su voluntad. Tal vez reconociéndola, sabiendo que está ahí, para señalarla cada vez que se aparece, y en el punto donde se hace la boluda, decirle: ¡Qué insistencia!

Por siempre


Con un lazo conecté,
más allá de las distancias
y encontré junto a ti
el sabor de las palabras.

Así fue como vi
que el espacio se agrandaba,
que podías lejos ir
sin perderte, y encontrarte.

Viajas tanto dulce niña,
viajas lejos, la distancia
y es por siempre,
las palabras viajan fácil,
fácil viajan.

Fue un lazo, un momento,
y es por siempre,
nuestro encuentro.

8/29/2009

Vive

Tiene un departamento lleno de objetos.
Pero vacío todo de sentimientos.
Es una larga historia la que ha sembrado.
Pero no es en vano que quiere hacerlo.

Saltan por todos lados los que opinan.
Y sienten que tienen derecho a hacerlo.
Pero no se dan cuenta de sus errores.
Solo quieren ajenos para no verlo.

Traen cenizas y piensan que es cierto.
Lo que leyeron o han descubierto.
Sienten que nadie podrá comprenderlos,
No hay nadie que quiera con ellos hacerlo.

Duermen descalzos sin dios ni tormento
Se despiden sueñan, sin tanto remedio

Y él está aquí
Pensando en todo lo que podría decir.

Pero no hace como los otros,
Habla de si, si quiere hacerlo,
Sino se caya y trata de no opinar, no opinar.

No es verdad, por mas que quiera,
Algo de él es siempre reflejo
Son los demás los que toman insignias
Y tratan de parecerlo...

Lo natural

Es una vuelta de lo extraño,
Tan extraño que normal
Tan normal que enferma
Enferma y vuelve a encontrar

Encuentra las vueltas de la vida
Y vive lo extaño por venir
Tan enfermo a veces se siente
Que vuelve y vuelve por las vueltas del infierno

Extraña lo viejo que era
Y lo nuevo ya no es normal
Es enfermo pero extraño
Extraño pero viejo y vuelta a empezar

Ya no quiere lo normal,
Ni lo nuevo sin lo viejo
Yo no se trata de lo enfermo
Sino de lo natural

No para cualquiera.

En las calles de Buenos Aires no es simple lo que sucede.
Hay caretas por todos lados y marionetas saltando fuerte.
Hay personas que viven tranqui sin preocuparse,
de si los otros están falseando o tienen hambre.
Tal vez no importa si traen sopa para el invierno,
o si respiran dificultosos un mar de hierba.
Traen secuencias desconocidas que piden pista,
intentando encontrarse desde otro lugar.
Implica espacio, creencia antigua del surgimiento:
De algo nuevo.
Espacio profundo, vacío, incierto.
Espacio al fin.

7/08/2009

No están solos

Algunos pensaban, cada uno por su lado, ideas similares.
Algunos escucharon decir esas ideas una y otra vez viniendo de personas diferentes.
¿Qué pasaría si se juntaran y se dieran cuenta de que son varios los que piensan las mismas cosas?
Se juntaron. Hablaron.

Las diferencias afloraron, sin embargo, pudieron darse cuenta de que no estaban solos cada uno con sus ideas. Se juntaron otra vez, y otra, y otra.

Cada vez fueron más los que se reunían a hablar sobre los temas que compartían. Cada vez más se tornó necesario comenzar a organizarse.
Lo hicieron. Pudieron hacer muchas cosas juntos.
Por sobre todo, dejaron de tener la inquietante sensación de estar solos.

Y fue a partir de decir lo que pensaban.

6/22/2009

Felíz


Una serie de palabras
una detrás de la otra
no hace falta que lo diga
así es la poesía!

Lleva en la rima sentido
que se desliza hasta llegar
por la letra a tus oídos
como si fuera cantar.

Y hoy así te saludo
me divierto al escribir
muy felíz me hace, hace falta que lo diga:
me has pedido poesía!!

6/17/2009

La vida compartida (2009)

Che flaco, a vos te conozco. Me parece que alguna vez te vi por el barrio. Si, sos vos. Alguna vez nos sentamos en el kiosco a tomar una birra y a charlar un rato. Me acuerdo de tu nombre, creo que de tu apellido también. Estoy casi seguro de haber conocido también a una parte de tu familia y pasar algún rato con ella. Lo más loco es que te veo y pienso en que vos sabés algo de mi. Creo que sabés quien soy y que alguna vez estuviste en mi casa. Si, sos vos. Miramos alguna película o escuchamos unos temas. Lo recuerdo. También estuvimos jugando al futbol, a las cartas y en la compu. ¿Te acordás? Si pasamos tantas noches haciendo música! ¿Te acordás que una vez me contaste lo que te pasaba? ¿y que me dijiste que no andabas bien? Dale, pensá en esa vez en la que te llamé para juntarnos porque yo andaba necesitando un poco de compañía, y en esa otra vez en la que fui para tu casa cuando me llamaste y estuvimos horas y horas juntos sin hacer nada más que compartir ese momento charlando.
Flaco, me parece que yo a vos te tengo de algún lado, o ¿no sos vos el que una noche fue conmigo al boliche y me hizo la segunda para que me chamuye a esa mina?
Si, me acuerdo también de esa vez en la que te banqué porque estabas mal por haberte peleado con esa novia que quisiste tanto. 
¿Y de cuando te acompañé a que fueras a encontrarte con ella? Creo que fue después de aquella vez en que yo estuve mal ¿te acordás?

Bueno, no es mi intención molestarte, solo quería decirte que yo a vos te conozco. Más bien, algo de vos conozco. Porque supongo que en este tiempo te habrán pasado tantas cosas y habrás conocido a tanta gente, que seguro creciste mucho. Me pregunto que sentirás ahora de lo que pasó hace años, o qué pensarás ahora de la vida, de la política o de lo que sea.

¿Flaco, yo a vos te conozco? Ahora ya no estoy tan seguro. Porque en estos años a mi me pasaron mil cosas y conocí a mucha gente. Pasó mucho tiempo flaco!  Tengo algunos años más y pienso diferente sobre un montón de asuntos. Supongo que a vos te pasará lo mismo, o algo parecido al menos. 
En realidad, no se si nosotros nos conocemos, pero la verdad es que mucho no importa.

De lo que si estoy seguro, es que durante algún tiempo, mi vida la compartí con vos.

Espero que sigas bien y ojalá que algún día nos encontremos otra vez.

6/11/2009

Jugar

Empezó a jugar desde muy pequeño.

Al poco tiempo de nacer, jugó con sus manos. Las puso sobre otra piel y sintió calor. Al tiempo jugó con sus pies. Podía llevárselos a la boca. Sentia cosquillas que lo hacían reir. Al año sentía una increíble sensación de bienestar al mover las piernas. Jugó a ponerse de pie, jugó a caminar, luego a dar saltos y a ponerse de cuclillas.
A los cinco años ya jugaba acompañado por sus hermanos. Jugaban a la familia. Jugaban a las escondidas, a la mancha, al cuarto obscuro.
En la escuela primaria sus compañeros fueron haciéndose amigos y con ellos repitió los juegos tan divertidos que con sus hermanos continuaba jugando y aprendió nuevos juegos también. Jugaban a las escondidas en las instalaciones del edificio escolar, también a las diversas versiones de "la mancha" (normal, manteca, venenosa, y otras). Jugaba al elástico y a las carreras. A la soga y al futbol. A los penales y a los juegos de rol, en los que cada quien representaba a algún personaje.
Jugó con sus primeras novias a ir de la mano, a abrazarse y sentir cosas lindas. Jugó más adelante a dar besos, cada vez mejores besos. Con el tiempo y al ritmo en que con sus compañeras de juego iban arrimándose más y más, comenzó a jugar a ir a la cama de a dos. Volvió a jugar con sus manos y a sentir calor. Jugó con su cuerpo. Jugó a amar, más bien amó con la gracia con la que se juega.
Se propuso aprender, pensando que era el juego de más dificil reglamento y por lo tanto el más gratificante. Perdió varias veces al tiempo en que se daba cuenta de que las reglas de ese juego no eran las mismas cada vez, cambiaban con cada compañera y cambiaban según cómo él mismo se sentía. Se dió cuenta que amar no era un juego, y que no era algo que se pudiera ordenar en un reglamento como algunos de los otros juegos a los que jugaba hacía tiempo. No alcanzaba con entender como para que diera como resultado un gran amor.
Comenzó a darse cuenta, ayudado por lo que aprendía mientras jugaba a estudiar, y por los fracasos que el amor le había deparado, que amar no era, como él había pensado, el juego de más dificil reglamento, al contrario. Se dió cuenta de que al exigirse rigurosamente amar bien, había olvidado jugar. Así vislumbró que amar jugando era lo más parecido a los primeros juegos que él jugó. Todo lo que había aprendido jugando con su propio cuerpo y todo lo que había experienciado al jugar con otros -a tan diversos juegos y en tan variados escenarios- eran la mayor demostración para sí mismo de su capacidad de amar.
Recordó que una vez fue amado por sus padres, y que él mismo aprendió a amar. Supo que cada juego que, con sus hermanos, con sus amigos, con sus novias y compañeras, con sus maestros y profesores, con sus colegas y compañeros, él había podido jugar, se pudo desplegar gracias a que él ya disponia del amor necesario como para establecer todos esos vínculos que lo ayudaban a jugar.

Se propuso entonces a pesar de su sorpresa, que así como el amor siempre lo había acompañado, sin haberlo sabido, también el odio era parte de su jugar. Cuando arrojó los primeros objetos, cuando mordió las primeras comidas, cuando insultó, pegó, gritó. Cuando dejó, cuando reclamó, cuando le dolió y le molestó. Cuando no entendió, o cuando aceptó.

Se dió cuenta, en fin, que el amor y el odio eran, cada uno en su medida, necesarios para jugar, necesarios para vivir.

6/03/2009

Había que decirlo

Antonio sintió la necesidad de decírselo. Llamó a su buen amigo y le dijo que quería hablar sobre lo que venía pasando. Sorprendido, su amigo le respondió que no habría problema alguno. Antonio tomó un profundo respiro como para llenar sus pulmones hasta el tope y soltó junto al aire lo que quería decirle.
La reacción no tardó, él lo interrumpió y le dijo que cómo era posible que le dijera algo así, que era hasta ofensivo lo que estaba diciendo, que no se lo podría perdonar nunca.

Fue un tiempo el que ellos estuvieron sin hablar después de ese llamado.

Fue un tiempo el que Antonio tardó en entender porqué había tenido la necesidad de decir lo que sentía respecto a su amigo. Hasta que entendió y aceptó que ya no quería ser cómplice silencioso de la auto-destrucción que su amigo practicaba noche tras noche consigo mismo. Ya no quería ocultar lo que sabía: él se hacía mal. Debía decírselo, aunque esto lo ofendiera al punto de no querer volver a hablar con él.

Antonio supo que fue violento al decirle lo que sentía. Pero confiaba en que lo que había dicho, tal vez, podía servirle, quien sabe, servirle de referencia, servirle de puente para cruzar a otro lugar. Servirle para que dejara de hacerse daño.

Su amigo nunca se lo dijo a Antonio, pero estaba profundamente agradecido por las palabras que como amigo se atrevió a decirle.

Nunca más volvieron a hablar de lo que ocurrió. Antonio dejó de estar por las noches junto a su amigo. Y éste, sin que Antonio lo supiera, dejó de hacer las cosas como antes las hacía. Empezó a cuidarse.

5/26/2009

El Dr Ramiro Sombra

Se debatía internamente sobre el lugar donde realizaría la reunión. Pensaba que lo importante era reunirse con los que más quería. Pero estaba bastante advertido de que en realidad los que podría llegar a convocar para su reunión no eran solo los que él más quería, sino también , aquellos que por algún motivo se valían de su ubicación estratégica en lo que a contacto social se refiere.
Él era un consejal del pueblo de Pigué, un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires. En ocasión de la renovación de su cargo por algunos años más, feliz por la victoria electoral, había decidido realizar una nueva reunión.
Convocó a su celebración a muchos familiares cercanos con los que tenía un trato cotidiano debido a la proximidad de sus viviendas. Invitó también a amigos del lugar con los que en su juventud solía pasar tiempo y hacer travesuras. Pero claro, además participó de la ocasión a varios funcionarios del partido y a unos cuantos de la opocisión que, por el tiempo que llevaba en política, había llegado a conocer muy de cerca. El Dr Ramiro Sombra era el mejor consejal que el pueblo había tenido en los últimos 20 años. Así le llegaba la opinión, según las encuestas, de los habitantes del lugar. Sus amigos y familiares se lo hacían saber cada vez que tuvieran la posibilidad, y él, en cambio, se preguntaba constantemente de qué manera poder hacer las cosas aún mejor. Tenía en cuenta las discusiones con sus colegas y sobre todo las conversaciones con sus adversarios políticos, quienes de diversas formas le hacían saber cuáles eran los puntos a corregir. Lo hacían sin saberlo, claro que no hubieran querido ayudarlo a hacer las cosas mejor si eso podría perjudicarles a ellos su propia carrera electoral. Pero el Dr Sombra había adquirido con los años la habilidad de captar lo que los demás le decían y hacer con eso una nueva estrategia, aún si lo que escuchaba fueran las más terribles críticas y las más obsenas observaciones.
Facundo Triesta, el líder opositor, le había comentado en una reunión anterior que los peones de algunas estancias se debatían fuertemente entre emitir su voto a comanda del patrón, lo que beneficiaría a Triesta o si en cambio y como dice la ley, aventurarse a sostener una posición individual en lo que a votación se refiere. Así fue lo que Triesta le dijo en aquella oportunidad al Dr Sombra. Éste, sin pensarlo demasiado, se dirigió a cada una de las estancias a sostener entrevistas con los distintos grupos de peones para preguntarles cuál era su opinión sobre las próximas elecciones. La mayoría de los grupos atinaron primero a no emitir opiniones que develaran su postura política respecto a los temas que eran de su interés. Algunos pudieron contarle sobre los temores que los aquejaban con solo pensar en no responder con su voto a la indicación de sus patrones. Triesta ya había estado en las estancias reuniéndose con los patrones. Al Dr Sombra se le ocurrió, sin que ningún opositor se lo dijera, organizar reuniones semanales durante los últimos 2 meses antes de las elecciones, en los que se enseñara y discutiera sobre los derechos y obligaciones que como trabajadores y como ciudadanos tenían.

Ni los estancieros, ni su opositor Triesta, estuvieron felices con esa iniciativa...

Continuará...

5/20/2009

Darse cuenta


Esteban tenía la ilusión de saber acerca de la vida. Pensaba que bastaba con alguna que otra actitud para con determinadas personas, como para lograr lo que pretendía. Iba y venía entre la gente llevando sobre sí una rígida cobertura de amor propio, tan rígida que no permitía que ocurrieran entradas ni salidas de ninguna clase de afectos.
Una tarde se encontró con un viejo amigo de la escuela. Le contó todo sobre sí, su trabajo bien remunerado, su reciente casamiento con una joven y adinerada empresaria, sus planes de viajar de luna de miel durante cuatro meses a Europa. Esteban sacó a relucir en pocos minutos todo su armamento anti-encuentro. El otro hombre lo escuchaba atento, casi diría con un aire a preocupado. Las palabras que Esteban enunciaba pretendiendo sonaran como palabras brillantes, llegaban en cambio como palabras muertas a quien lo escuchaba. Éste lo interrumpió una primera vez y le preguntó si era felíz. Esteban, mientras tragaba saliva, parpadeó varias veces como si fuera un reflejo como el de las vacas que mueven su cola para espantar a las moscas. Parpadeó varias veces y se aclaró la voz. Se sobrepuso a la sorpresa y con cierta dificultad le respondió que si, que era felíz a pesar de todas las preocupaciones que un tipo como él tenía, de las que nada había mencionado hasta ese momento.
Quien lo escuchaba lo interrumpió nuevamente y le preguntó si se sentía solo. No hubo en ese momento parpadeo que sirviera para espantar lo que le llegaba con esa pregunta. No hubo voz que aclarar, ni saliva que tragar. Fue un instante, una eternidad, en la que quedó de frente a lo que del otro le llegaba.
Pudo tomar aire nuevamente, retomó la continuidad de la conversación y le preguntó al hombre que lo escuchaba, cómo se había dado cuenta que más allá de todo lo bueno que él le había contado sobre si mismo, él en realidad se sentía muy solo.

El hombre llevó una mano al hombro de Esteban y le dijo: "Me alegra que te estén pasando tantas cosas buenas. Pero me debés haber confundido con otra persona porque yo no se quién sos, es la primera vez que te veo. Supuse que debés sentirte muy solo como para contarme todo esto a mí, un completo desconocido"

5/06/2009

Las máscaras (por no hablar de dinero)

Este encuentro transcurrió en una gran sala. El clima del lugar lo daba una luz tenue que, recorriendo la inmensidad de la habitación, rompía con la negra obscuridad. Personas y personas, cada una llevando sobre sus rostros una máscara.

Un hombre se acerca a una mujer, una máscara a la otra, toca su hombro con suavidad y le pregunta si ella es quien él está buscando. Dice estar confundido en su busqueda por la gran cantidad de máscaras -que ve dificilmente por la poca luz. La mujer, o quien llevaba máscara de mujer, sin levantar la vista como para intentar reconocerlo, o al menos ver su máscara de hombre, le entregó una nota que decía así:

"Cada cual con la suya, intercambiando miradas y opiniones sobre las máscaras de los demás. Intentando descubrir quién está debajo de cada una. Creyendo que debajo debe haber algo. Suponiendo que debajo de eso que parece una máscara debe haber otra cosa. No son más que sospechas y más sospechas entre las personas con sus máscaras; y las más caras sospechas recaerán siempre sobre los que por algún motivo hacen de sus máscaras su persona. Lo que ellos no saben es que su persona será su máscara cuando la sospecha recaíga sobre su persona, o su máscara. Aquello que sería su cara, debajo de la máscara, una vez más hará a su persona. Denuncias y sospechas entre las personas que llevan las más caras sospechas al precio de perder de vista las máscaras y comenzar a querer ver un poco más allá de las personas. Palabras y palabras que entre máscaras y sospechas se repetirán una y otra vez. Tu, que lees esta nota, esfuerza tu lectura, que entre máscaras y sospechas enuncia y hace enunciar a quien lee sobre sus propias máscaras. ¿Quién eres? ¿Qué lees? ¿Qué dices sobre lo que mi máscara te dice? ¿Mi persona, mi máscara,que más da? ¿Cuánto más cara puede ser la vida, si tu persona no llevara una máscara? Mi máscara es mi persona. Y lo único que importa es que es la mía"

El hombre, sorprendido y confundido por la lectura de la nota, preguntó nuevamente a la mujer "pero.. tu ¿quién eres?" a lo que respondió, esta vez si, mirándolo a la máscara:

"Simplemente deberías quedarte con aquello que la lectura de esta nota impone a tu entendimiento. La pregunta por el ser, no tiene más respuesta que las máscaras. Tu entendimiento será la máscara que protege los sentidos multiplicados de lo que está escrito. En cambio, las sospechas serán cada vez más caras al dedicarte a hacer lecturas ocultas y sombrías sobre lo que está escrito. Y lo que está escrito se repite, haciendo más fuerte aún la máscara"

4/12/2009

Charlar



Sobre la mesa circulaban frases y palabras. Iban y venían de un lado a otro, siempre acompañadas de gestualidades, recorriendo las distancias que separaban a quienes sentados en sus respectivas sillas, charlaban sobre cualquier cosa. Lo increíble de observar, era la sensación que ellos mismos tenían de estar charlando no sobre cualquier cosa, sino sobre cosas muy importantes.
Y así era, porque las palabras de uno llegaban al otro, ahí se transformaban, para relanzarse en otras direcciones ya metamorfoseadas en otra cosa, impactando en quien las recibiera. Así una y otra vez, durante horas.

Charlaban estos tres amigos sentados en torno a la mesa. Charlaban creando lo que no había. Lo que no había en cada uno de ellos, antes de escuchar las palabras de los demás.

Charlaban y transformaban los sentidos, esos rígidos sentidos que suelen sostener una convicción, o un prejuicio, o una idea un tanto inmadura. Ese proceso de amasado transformaba los enunciados de ida y de vuelta. Y asi pasaban las horas. Entretenidos, impactados, sorprendidos.

4/07/2009

Hablar en público

He visto cientos de personas acomodadas cada una en su butaca, esperando a que alguien se asome por el escenario montado para los fines y comience a hablar. 

No es como en una misa religiosa en la que se está asistiendo a una ceremonia en la que las cosas transcurren en un cierto orden ya establecido.

Viendo este otro escenario, los espectadores están en una situación en la que probablemente logren algún sentimiento de sorpresa por lo que oyen, porque lo que convoca es la posibilidad de encontrarse con lo nuevo. 

Y cada vez es distinta a la anterior. 

Y ahí están sentados, esperando escuchar qué tiene para decir aquel que por algún motivo desconocido ha ofrecido hablar frente a este público.


4/04/2009

Ingenio: Cómo sacarlo un poco afuera ¿Exgenio?

    Sentado frente a la computadora y pensando en qué podría escribir como para que alguien tuviera ganas de leerlo. Sus dedos sobre el teclado, dibujaban las más diversas figuras, quedando algunos de ellos inutilizados debido a su torpeza motriz, y otros, los más adiestrados, respondiendo a las ideas de forma directa, sin tanto esfuerzo por corresponder su movimiento con el impulso que venía de adentro.

     Terminaba de ver una entrevista a García Marquez por televisión y de alguna manera quería empezar a -jugar a García Marquez. "¿Cómo hace ese tipo para crear lo que crea?" Se preguntaba. "¿Cómo hace para lograr generar en sus lectores, la necesidad de volver a leerlo, o de recomendar su lectura a otros miles y miles que se toman el tiempo de sentarse a leer ? ¿será por sus sonoras palabras, acomodadas en estructuras de "carpintería", según decía en la entrevista,  que generan, además, un efecto hipnótico en quienes comienzan su lectura?"

    Tal vez haciendo una pregunta y poniendo una respuesta dentro de la misma pregunta, intentando que pase de modo inadvertido, pero sí habiendo generado ese efecto liberador de apertura que generan las preguntas. ¿Muy complicado? ¿No es acaso, como un movimiento respiratorio, en el que primero se abren los orificios y los caminos que conducen el aire hacia adentro y luego sin que los orificios se cierren, el aire ya está saliendo como si nunca hubiese entrado, y así comenzar otra vez?

Escribir, construir con palabras estructuras de carpintería.

Despedirse

¿En qué consiste el trabajo de despedirse? 

Un diccionario virtual nos dice que "despedirse" es: "Mostrar afecto o cortesía, mediante expresiones o gestos, al separarse de alguien o al terminar una conversación."  Es decir, dos elementos están en juego: 
Uno que muestra o expresa y otro que separa, distancia, finaliza. 

Podría decir entonces que despedirse es: decir de algún modo, algo sobre un final.

En los duelos también nos despedimos. Cuando la cosa marcha bien, nos despedimos. 

Estela me contó una vez que su abuelo Juan le dijo algo así: "Yo practico el desapego con cariño

Desapegarse con cariño, está muy cerca de la capacidad de despedirse, porque pone en juego los mismos dos elementos: La demostración y la distancia.

Esa capacidad se pone en juego cada vez que decimos algo asi:
"Me voy a otro lugar, lejos de ustedes, sin saber si allí encontraré algo mejor, o sin saber si allí me sentiré bien; y el cariño que nos tenemos es lo que me anima a realizar el movimiento, porque sé que podré ir y volver, sin perder el vínculo que nos une"

Que importante movimiento el de despedirse!

Por el camino

Y me quedé pensando: Como no es una locomotora lo que mejor representa la capacidad humana de avanzar, mejor hablemos de la capacidad de "caminar".

Un paso y el otro. Instante de estar con un pie en el aire. Equilibrio. Respirar.

A leer Budismo Zen

¿Azar o destino?

Venías pensando en estos últimos días, en cuando eras un poco más joven y te reunías con cierto grupo de gente. Se te ocurrió pensar sobre esos momentos y sobre esa gente, porque habías escuchado hablar de determinado año:2003
    
A tu mente viajaron varios personajes de aquella época, recordabas algunos nombres, el aspecto de unos cuántos, alguna que otra charla con un buen amigo de esa época que por algún motivo quedó a disposición de tus recuerdos y todo por haber escuchado que alguien habló sobre ese año. 

Como se encadenan los recuerdos!

Los últimos días estabas pensando en aquel amigo y en toda esa gente y mientras caminabas por alguna avenida, lo viste pasar! 

Cuanto hacía que no lo veías!! 

¿Cinco? ¿Seis años?...

Y se aparece justo ahora! 

Cuando vos estabas pensando en aquella época!...

No, no seas tan omnipotente de creer que apareció solo porque vos estuviste pensando!

No es posible que tu pensamiento atraiga a una persona!! 

Imposible!!! 

No sigas... 

No es posible! 

O si?

El que viaja

Imaginen una reunión. Estaban los hombres, quienes preparaban la carne a la parrilla, bebían el vino a por montones y conversaban sobre los negocios que podrían realizar en un futuro. Todas pompas de jabón. Estaban también las mujeres que sentadas alrededor de la mesa, cortaban frescas verduras,  hablaban sobre sus hombres y criticaban a otras mujeres que no estaban presentes. 
Perfiles bien estereotipados

Una reunión para homenajear al viajero que partía. 

Uno del grupo había decidido partir hacia otro lugar. "Los que se van por caminos inciertos, son los que encuentran los tesoros del destino" tiró uno de los hombres más ancianos y con mayor experiencia medio en pedo.
 
"Los que se van pueden sufrir la maldición de los que se quedan. El camino se les hará mucho más difícil" comentó una de las mujeres, mientras miraba de reojo al viajero. 

"Te maldigo y nunca podrás librarte de ello" dijo casi susurrando, entrecerrando los ojos para apuntar con mayor certeza su venenosa mirada, dirigida exclusivamente a quien había decidido partir.

Por no poder enfrentar el dolor que la noticia del viaje le traía, prefirió maldecir el destino del joven. Rara elección viniendo de una mujer que en varias oportunidades, en su juventud, había emprendido viajes en busca de su suerte, confiando en que al regresar, si eso ocurría, la esperaría el grupo que la vio partir, sabiendo que allí pertenecía, por elección o por imposición, pertenecía. 

La sorpresa del viajero no se hizo esperar. Otra de las mujeres de la comunidad, ofreciéndole un amuleto para su viaje, lo anotició sobre la maldición de la otra mujer. Recomendó que esa misma noche, antes de partir, hiciera lo necesario para romper la maldición.

El viajero pidió permiso a los ancianos y se acercó a hablar con la mujer. Se sentó a su lado, mientras las otras mujeres dejaban la habitación y le explicó con un dulce y sincero tono, cuáles eran los motivos que lo impulsaban a viajar. 

Luego le dijo "...y en este viaje que emprendo es importante llevar conmigo no solo el deseo de encontrar el camino que me pertenece, también es fundamental llevar conmigo las palabras justas para poder comprender lo que el azar ponga en mi camino, y las palabras justas, son las que cada uno de ustedes ha encontrado en su propio recorrido. Decime por favor, decime bien cuáles son tus palabras"

Y la mujer pudiendo reflexionar  y teniendo muy presente cuáles habían sido sus mal decires, le respondió "El dolor de lo incierto, es aquello que sostiene el recorrido, y la alegría del encuentro, aquello que lo motiva".

El viajante se puso de pie, inclinó su cuerpo y acercándose dulcemente al oído de la mujer le dijo: "Ahora has dicho bien, lo que antes no podías. Tu maldición ya no es tal, ahora me siento bendecido por tus palabras. Gracias".

Algunas salidas

Situación estresante. Demandas y presiones que llegan de distintos lugares y convergen en la delicada estabilidad emocional de una persona. Comienza a sentirse mal, le tiembla la voz, se mueve en su asiento, mira a los costados una y otra vez. 

Piensa confusamente: "Me levanto y me voy y se van todos a la reputa madre que los parió" "Amablemente les explico que ya no puedo responder a todo lo que me piden" "No me va a pasar nada, sigo haciéndolo así y que sea lo que dios quiera

Por suerte se tomó más tiempo para ubicar de qué se trataba y porqué esas situaciones se repetían una y otra vez. Se tomó el tiempo necesario hasta que por fin pudo comenzar a creer en que lo que sentía era la mejor brújula para tomar decisiones. 

Se fue.

Viajar en subte: Parte 2

Ya bajó toda la gente que quería bajar. 
Ahora viene el turno de los que quieren subir, entre los que vos estás, porque te animaste a viajar en subte a pesar de "lo mal que se viaja".
Acá viene el problema más grande de viajar en subte a la hora pico:
Para entrar en el vagón -me gustaría usar una metáfora- tenés que hacerte de agua y fluir. 
Claro, porque adentro del vagón ya hay un montón de gente apretujada, con cara de enfado, muchas veces con calor, que no quiere saber nada de nada con que vos o los otros suban al mismo vagón en el que ellos están.

La mayoría de ellos se ponen duros como piedras, estáticos y firmes cuidando "su lugar". 
Entonces hacerte de agua, es una opción.
Puede haber otras metáforas que lo describan mejor, claro.
Pero a mi me gusta pensarlo así.
Así lo siento cuando entre toda esa gente yo decido insertar mi cuerpo en los recovecos que dejan libres. 

Puede pasar que entre las piedras -siempre hay algún piedra- ya esté lleno de agua. 
Sigo con las metáforas: En ese caso tendrías esta vez que convertirte en piedra.
Más bien hacer como si lo fueras: más dura y más resistente que las otras.
Es así, fuerza contra fuerza, alguna va a ceder. 

Recomendación: Una vez que has conseguido un lugar, buscar un estado parecido al plástico.
Así no te golpean tanto los que quieran subir en la próxima estación.

Hacer lugar.

Hay tantas maneras de hacer lugar, como deseantes haya.

3/26/2009

Siempre más

El otro día un compañero del trabajo, asombrado por las actividades que realizo, me decía, en un intento vano de adularme, que le parecía que yo había logrado todo lo que logré porque seguía adelante como si fuera una locomotora. En sus palabras: "a una locomotora se le dá energía para recorrer las vías todo lo que haya que recorrer"

Con su comparación no logró adularme y en cambio me dejó pensando con un sabor un tanto amargo: "Como si la sola existencia de UN camino implicara IR por ese camino!!!"

Esa persona parecía desconocerme. Me desconocía de hecho. Como si yo nunca hubiera tenido que detenerme, o cambiar de dirección, improvisar un recorrido, por elección o por necesidad. Una locomotora tiene mucha fuerza y recorre grandes distancias, es cierto, pero está más que destinada a andar siempre por sobre las vías!! Las vías que alguien instaló antes de que la locomotora se pusiera en marcha. Una locomotora es una máqina que no puede irse a otro lugar, y yo me niego a pensarme asi.

Salvo que pensara en una locomotora conducida por Harry Poter!

3/17/2009

Otro amor

Es otro amor, qué novedad.
¿Y qué va a ser? Si esto es así.
Hazle al dolor su funeral,
si aún con dolor, vas a seguir.

Y no creo ya en restos
que perduren y sean ciertos,
mas hay llantos de lo incierto,
que motivan los aciertos,

y no creo de lo nuevo
que perdure, mas es cierto:
"tengo tiempo de aprender"

3/07/2009

Los otros

Cada uno lleva puesto un ropaje singular armado de las fibras historico culturales de las que pudo hacerse en el recorrido por los vinculos afectivos en los que estuvo involucrado.

No hay dos ropajes iguales. Pero hay mucha tela compartida.

1/07/2009

El músico(S)

Una versión con música: Aquí


Cae la sorpresa del sueño,
al despertar por la mañana.
Él no quiere entender que no tiene más remedio,
que no tiene más que hacer.

Cae la sorpresa en la mañana,
que lo lleva al río a recorrer,
hasta llegar al mar,
¿hasta llegar al mar?

Tiene otra canción y cree que por eso algo cambiará.
Pero no es más que una cosa,
no es más que una variación,
"no se puede llegar otra vez al mar".

Y es por eso que cambia los acordes
y cree que obtiene una solución a ello.

Trae la sorpresa en la mañana,
tiene que volver a salir a caminar
por la gran ciudad
y pensar -pensar- qué logrará.

Cae la sorpresa en la mañana
y tiene que volver a salir
a la calle
y buscar -buscar.

Siente la sorpresa sobre la mañana,
cuando encuentra
la calida recepción del sol,
-recepción del sol.

Tiene otra canción
y por eso cree
que llega el momento
de decir las cosas así.

Cae la sorpresa cuando en la mañana,
se encuentra con que muchos son los que escuchan,
y piensan que él cree, y piensan que él sabe
y piensan "qué quiere?", y piensan "qué sabe?".

Hace otra canción y con eso les muestra,
con eso les dice,
que no hay remedio más que hacer,
-más que hacer- con lo que hay.

Sueña otra canción y por eso cree,
y quiere mostrarle a los demás:
"Solo hay tres acordes, solo tres acordes,
y con eso se hace una linda canción".

Cree transmitir a los que escuchan:
"Con esto dice algo", "con esto dijo adiós"

Muestra la canción
y eso es lo que quiere:
con eso sorprende
con eso lo escuchan cantar.