10/15/2009

Los rodeos



Los caminos se bifurcan una y otra vez. Hacía un lado y hacia el otro. Algunos están bloqueados. Otros toman diseños laberínticos, lleva un tiempo encontrar por dónde. 

Otros caminos se desvían, van hacia arriba o hacia abajo o directamente se interrumpen. 

Estos últimos son los que, sin excepción, obligan a volver sobre los pasos para tomar luego algún otro camino alternativo. 

Algunos llevan a la reunión: Grandes avenidas por las que gran cantidad de personas circulan.
Otros conducen a la soledad solitaria del caminante, con la consecuente calma o desesperación, según si el caminar se acompaña de días soleados o de la más negra oscuridad.

Los caminos se bifurcan. 

Polifónicamente se abren en diversas direcciones, ¡arribando a barrios tan diversos! Cada uno con su encanto y sus personas. Como las estaciones del año, otoño, invierno, primavera y verano, cada una conectada con la otra y tan distintas a la vez.

Conectados unos con otros los caminos van creando túneles y puentes que nos llevan a una nueva bifurcación. Caminar no es sin elección. Elección sobre las direcciones por las que retomaremos el caminar. Porque al fin, como dice el poeta, no es que haya caminos, se hace camino al andar.

La otra verdad

Dicen que la verdad tiene carácter de ficción.
Es así. 
Escribo y escribo y lo único que produzco es más y más ficción. 
Pasa en la vida, por más verdadero que algo resulte, es ficción. 
Siempre.
 
Conclusión: Lo que me interesa de todo esto es aquella otra verdad,
esa que se esconde en lo que escribo 
y nunca termina de ser escrita.

Es inaccesible, siempre en potencia.