8/29/2011

Paradójica conclusión

Cada vez más, llego a la paradójica conclusión, no en un intento de cerrar una idea, sino más bien en la dirección de abrir nuevos interrogantes, que cuando se habla de "elaborar la experiencia", de lo que se trata es de formalizar la experiencia previa, o dicho de otra forma, construir, darle cuerpo a la “propia” experiencia. Experiencia propia que no conduce a otro lugar más que a la aceptación por parte de quien la construye, del propio recorrido y de la propia inscripción que pudo hacer o no de los acontecimientos de su vida. Tal vez no hago otra cosa que decir de otra manera lo mismo que han dicho anteriormente algunos otros, sean estos psicoanalistas o no, pero de lo que si estoy seguro es de estar escribiéndolo a mi manera. Y no se trata de una simple referencia a la canción de Frank Sinatra.

Parecen instrucciones de un profesor de baile

"Es así, uno da unos pasos y después habrá que corregir el rumbo. Después, otros pasos, corrección, y así... En algún momento y con un poco de suerte, los tiempos de paso y corrección se enlazan de manera tal, que pasan casi imperceptibles, como una continuidad. Pero no dejan de alternarse uno con otro. 
En los momentos más complejos, el tiempo de la corrección puede demorarse un poco más. A veces ayuda dar un nuevo paso"

8/17/2011

Cooperadoras

La escuela pública ofrecía por esos tiempos, las primeras clases de computación, en las que los alumnos aprendían a utilizar funciones matemáticas con el programa "Logo": Una tortuga de color naranja que avanzaba en la pantalla y dibujaba las figuras geométricas que correspondieran a las ecuaciones ingresadas. 
La cooperadora de la escuela por su parte, con lo que cada quien aportaba, organizó talleres para los alumnos: taller de teatro, taller de radio, de flauta dulce y de guitarra. Actos y presentaciones. Representaciones y programas. Incontables escenas vividas por los niños en cada uno de esos espacios ofrecidos a la creatividad. El público, familiar la mayoría de las veces, encantado de presenciar tanta potencia.

Muchos fueron los que participaron de esos talleres, dibujando sus propias figuras.

No fue cualquier matemática, fue cooperadora.



   

8/16/2011

¿Cuánto más salvajes habrán sido los colonizadores?

      Durante los años en los que estuve en la escuela primaria, las maestras solían elegirme para oficiar de locutor en los actos escolares. No en todos, claro. Pero si en unos cuantos. La tarea encomendada tenía para mi un caracter lúdico. Era un niño al que le gustaba leer. Me entretenía con la sonoridad de las frases, con las inflexiones y las cadencias. Con la espera de los silencios que aparecen con los puntos y las comas, con las diferencias de entonación entre una exclamación y un interrogante. Había aprendido a encontrarle la gracia.     
            Recibía un texto y lo leía. Le ponía voz a un discurso que no necesariamente me pertenecía. O al menos, no me pertenecía hasta tanto no lo hubiera enunciado. Hubo una vez en la que leí para un 12 de Octubre de 1991, un texto escrito por mi maestro de quinto grado que decía en una de sus lineas: "¿Cuánto más salvajes habrán sido los colonizadores?." Me inquietaba tanto tener que leer esa frase! Me entusiasmaba tanto poder pensar de otra forma lo que se me había transmitido en la escuela los años anteriores, respecto al "descubrimiento" de América. Sabía que era cierto: los "salvajes" habían muerto cruelmente en manos de los "civilizados" colonizadores.
     La directora de la escuela no quería que esa frase fuera leída, de hecho, le había advertido al maestro que "ese tipo de discurso" no correspondía para un acto escolar.

El maestro me dijo que si, que lo leyera.

    Y así aprendí para siempre, lo que el maestro me había querido enseñar.