11/24/2010

Tener que elegir

A veces no sé cómo empezar a escribir lo que deseo escribir. En realidad me parece que no tengo "algo" que escribir, es más la idea que me hago sobre lo que podría escribir lo que me impulsa a hacerlo.

Alguien me decía el otro día que escribir es un modo de hacer con lo que no hay. Y puede ser. No hay acá nada que escribir. O sea, hay nada, y esa nada la pongo a trabajar.


Porque no escribir en un trozo de papel, como lo hacía antes?

Porque la dimensión que toma la escritura cuando se remonta hacia un lugar ajeno y desconocido, es mucho más interesante.

"Escribís como si fuera un diario intimo", me dijeron una vez. Pero no lo es, en la medida en que al escribir supongo no solo aquel lugar lógico que recibe mi escritura (como en un diario intimo) sino que también supongo que hay lectores. Personas que por algún motivo están dispuestas a leer lo que se me ocurrió escribir. Deja de ser íntimo y pasa a ser público, me liga a lo colectivo.


Caigo en la cuenta de que hay algo que circula, que conecta a varios en distintos lugares, y me llena de placer intercambiar con otros.

"...cuando buscamos lo que vamos a decir, lo que podemos decir, lo que queremos decir, la lengua nos pone, como suele decirse, en el aprieto de tener que elegir"
Colette Soler

11/15/2010

Hacia dónde II

Hacia dónde irán las palabras?
Estarán contentas en su viaje?
Las tendrán presas del silencio?
Estarán trabajando, haciendo de las suyas?
Aportarán algo cómodamente relajadas en otro discurso?
Volverán alguna vez?
Las querré conmigo otra vez?

Inconmensurable

Hay algo que circula.
Hace tiempo, circula.
Me llega cada tanto.

Ajeno a veces,
otras más familiar.

Hay algo que circula.
Hace tiempo que circula.
Lo reenvío cada tanto.

Con afecto a veces,
otras sin saber.

Circula, eso circula.

Y allí todos somos artistas
y allí somos espectador.

Y no es por mi que anda
ni por vos que se mueve.

Es lo que circula!
Inconmensurable...

11/09/2010

Las llaves del recuerdo.

Alguien al que no veía hacía mucho tiempo, se sorprendió al escuchar de mi parte un recuerdo que lo incluía siendo uno de los personajes.

Me dijo: "Que memoria!! Yo ni me acordaba!!"

Algunos pensadores se preguntan si es correcto pensar a la memoria como algo perteneciente a la propiedad individual, ya que algunos recuerdos mios los tiene el otro y yo tengo recuerdos de él.

Esta persona a la que volví a encontrar después de muchos años, me dijo: "Ahora que me contaste esto, me acuerdo de una vez en la que..."

Es decir, el recuerdo que sin saber para qué yo guardaba en la memoria, hizo las veces de puente o conector entre la continuidad de su memoria y de la mía. Es más, en esa oportunidad, el recuerdo hizo las veces de llave para acceder a otros recuerdos que no se encontraban disponibles hasta entonces.

Socialmente, cuando se reclama memoria y justicia, cuando se revisa la historia latinoamericana para modificar, por ejemplo, el nombre que se le pondrá a un feriado nacional, accedemos instantáneamente a una nueva dotación de recuerdos y significaciones restituídos a su lugar, como si una cerradura fuera abierta y permitiera que los silencios expresaran su voz.

Son los minúsculos detalles que una generación le ha trasmitido a las otras, y que no han dejado de insistir para expresar su voz, los que permiten que la historia y la memoria se restablezcan como guardianes de la identidad.

Así como una nación para constituírse ha silenciado otras voces ajenas a su intención de unidad, algunas personas en su afán de ser uno, intentan acallar las voces de la historia y de los personajes que hicieron a su constitución.

No todo es historia y memoria, también es presente y acontecimiento, ya que sin el encuentro, actual, no sería posible restituír las cosas a su lugar.

Una cita que me pasaron hace unos dias:
"Y lo mismo ocurre con nuestro pasado. Es un trabajo en vano tratar de recapturarlo: todos los esfuerzos de nuestro intelecto serán fútiles. El pasado está oculto en algún lugar fuera del reino del intelecto, más allá de su alcance, en algún objeto material (en la sensación que ese objeto material nos dará) que nosotros no sospechamos. Y en cuanto al objeto, depende de la suerte que tropecemos o no con él antes de nuestra muerte... Pero cuando nada subsiste de un pasado distante, cuando las personas ya están muertas, cuando las cosas ya están rotas y esparcidas, sin embargo, solos, más frágiles, pero con más vitalidad, más insustanciales, más persistentes, más fieles, el olor y el gusto de las cosas siguen posados un largo tiempo, como almas, listos para hacernos recordar, aguardando y esperando su momento, en medio de las ruinas de todos los restos; y portan sin vacilar, en la minúscula y casi impalpable gota de su esencia, la vasta estructura del recuerdo"
Proust

11/04/2010