12/31/2011

El mundo es otro(s).

Si alguien pone un cartel en la puerta que dice "Peligro. No pasar" y otro decide pasar -aún habiendo leído y entendido el sentido del cartel- entonces, lo que pase del otro lado, será total responsabilidad de quien decidió pasar.

Es como si cruzás en rojo y te pisa un coche. ¿Qué podés reprocharle al conductor?

"¿acaso no me vió?" "¿No podía frenar?"  

Volviendo a la puerta
¿No se dió cuenta de que me asomé solo por curiosidad y que en realidad no quería encontrarme con el peligro que anunciaba el cartel?

Y no, no funciona así.

Los sueños de cambiar el mundo se encuentran una y otra vez con el mundo, mejor dicho, en el mundo.

El límite es con el otro.  Empieza a dibujarse cuando uno o los otros lo señalan.

"Hasta acá", "prohibido", "No", "basta", "chau" .

O con el silencio.

Y en el mundo está lleno de otros.

Y de silencio.


El mundo es otro(s).

Desde el pequeño universo en el que la libertad es toda suya, decide si se muestra o  no se muestra. 
Ya pasó el tiempo en el que se sabía transparente. 
Ya pasó. 

Aprendió a hacerlo por si mismo y ya no quiere que levantes sus velos cuando se te plazca. 
Es que no podés hacerlo cuando se te plazca. 
No es algo sobre lo que vos puedas decidir.
 
Si no entienden el código del idioma en el que habla, entonces usará gestos.
Moverá sus manos como si fuera un italiano.
Deviene italiano para hacer gestos.

Pondrá cara de que está cansado, o es más, dejará ver lo cansado que está.
Intentará también hablar en otros idiomas, aún en los que desconoce,  a ver si con alguno la pega en la sintonia desintonizada en la que estás.
Para que entiendas.
Para que por fin entiendas que si alguien dice "no pasar" no hay que pasar.

Todo lo que pase a partir de cruzado el límite señalado, es sobre todo tu responsabilidad.

En el mundo, hay que aprender que el fuego quema, que la electricidad patea, que los golpes duelen, que los cortes sangran y asi.

Con suerte y condiciones saludables, se nos da un tiempo para aprenderlo, el tiempo de la experiencia.

Pero si aún después seguís, como si nada hubieras experienciado: quemándote, pateándote, doliéndote y desangrándote, entonces sos un pelotudo.

No hay otra explicación.

Y ser un pelotudo, tiene consecuencias.






12/16/2011

Este año

Durante el 2011 no escribí mucho en el blog. Estuve haciendo otras cosas.

En marzo, abril y mayo estuve haciendo un taller de canto con Silvana Sosto. Una linda experiencia que lamentablemente tuve que poner en pausa por horarios complejos de coordinar con los de mi trabajo. Estuvo muy bien. Fue volver a cantar con otros despues de muchos años. Un escenario, una canción y muchas variaciones posibles en la emisión y la puesta en escena del tema. Experiencia lúdica sobre todo.
Casi por los mismos meses, empecé a tomar clases de Yoga con Daniel Berardi. Habré empezado un poco después de retomar las clases de canto y hasta unos meses después de haber dejado de ir. Cuando llegué a sus clases, Daniel me preguntó si había hecho antes Yoga, a lo que le respondí que no. Grande fue mi sorpresa al empezar a hacer las "asanas" y darme cuenta de que algo de todo eso ya conocía. Pablo Lopez utilizaba algo de esta técnica cuando compartí un grupo de teatro con él, allá por el 2002. Saludo al sol. También en las clases de Clown que tomé con Cristina Marti. Algo del Yoga, estaba sin saberlo en mi vida, hacía ya varios años.

Aunque se trate de otro tema, en mayo organizamos con el equipo de la cátedra de la facultad, unas jornadas, a las que llamamos: "Marcas de época. Construcción de subjetividad" En esa ocasión, tuvimos invitados al diálogo. A mi me tocó hacer de presentador. Otro escenario.

Casualidades de la vida, o no se qué, el mismo día de las jornadas era el día de mi cumpleaños. De hecho esa misma noche festejaba mis 30 años en un Espacio Cultural. Unos amigos tocaban allí, y allí fuimos con mis invitados. Estuvo lindo, música en vivo, encuentros, reencuentros. Canté unos temas con algunos amigos. Nuestros temas. Claro, lo que no saben es que con ellos,  venimos haciendo música de manera informal, desde hace por lo menos 10 años. Salvo alguna ocasión en la que frente a público casual habíamos tocado, nunca nos paramos sobre un escenario a cantar. Fue la primera vez. Linda experiencia.
Pensé en ese momento en cómo me estaban sirviendo las clases que tomaba con Silvana!!

Llegó Junio y con él tuve que modificar mis actividades. Surgió la posibilidad de tomar otro horario en el trabajo, y así lo hice. Dejé el taller de canto y dejé las clases de Yoga. El tiempo me enseñó que algo de lo que se aprende en actividades como esas, no se va nunca. Se incorpora dentro de lo más intimo del ser. Ya llegará otra oleada.

Con el equipo de la facultad, estamos realizando un ciclo de videos de entrevistas a maestros del psicoanálisis. Empezamos en 2009 y en eso estamos. Participo en el equipo y específicamente para los videos, puse mi voz. Otra vez, mi voz. En Octubre estrenamos el primero en el auditorio de la Facultad de Psicología. Pueden verlo acá: Este link de youtube

Para esos meses habíamos comenzado a organizar con un grupo de concurrentes del Hospital Tobar, las II Jornadas de concurrentes. Hacía muchos años que en el hospital los concurrentes no hacían algo así. Para el mes de Noviembre hicimos las jornadas, que salieron muy bien. En esa ocasión presenté un trabajo -otro escenario- sobre la experiencia de atravesar una concurrencia.

Para los que no saben, una concurrencia es una modalidad de formación de posgrado en el ámbito del hospital público, con una duración de 5 años y de carácter ad-honorem. Es decir, una actividad por la que no se gana dinero. Como decía hace un rato, se ganan otras cosas, que duran mucho más. 

Más arriba dije que este año estuve haciendo otras cosas. Y si, estuve haciendo.


9/15/2011

Rimas que no riman del todo. ¿Porqué tendría que ser de otro modo?

No practico religión.
No es de Dios de quien hablo, 
no creo que haya Un camino
pero si que hay caminantes.

Caminantes que adivinan
los caminos por abrir
y fracasan muchas veces
intentando seguir.

Si en el camino se encuentran
con otros que también
construían su camino,
podrían juntos seguir.

Para despues separarse,
y volver a decidir
sabiendo que las marcas
ya están hechas para ir.

Las marcas del encuentro
el encuentro de vivir.

9/12/2011

Historizando

El tiempo va pasando, el cronológico y el otro.

Hay algo que sobre un fondo de continuidad se va transformando cada vez y es sobre ello que hoy quiero escribir. 

En la escuela primaria varias veces me elegían para oficiar de locutor en los actos. Me daban una hoja y yo leía. 
"¿Cuánto más salvajes habrán sido los colonizadores?" decía un texto escrito por el maestro de quinto grado para el acto del 12 de Octubre de 1991. La directora de la escuela no quería que eso fuera leído, pero el maestro me dijo que si, que lo leyera. ¡Que coraje!

En esos años de escuela se armaron desde la cooperadora unos talleres en los que participé: teatro, radio, flauta dulce y cerámica. ¡Cuantas vías de expresión!

Cuando llegué al colegio secundario seguía pasando que los profesores me elegían para oficiar de locutor. El tono de mi voz era grave y disfrutaba de hablar. Supongo que por eso me ofrecían hacerlo.
En tercer año (1996) entré a cantar en el coro del colegio. Nos vestíamos de pantalón negro y camisa blanca. La vestimenta más habitual de los coros, y de los mormones! Je, je.

Cuando cumplí 16 años mis viejos me regalaron una guitarra. Fui a la calle Sarmiento a comprarla. ¡Que buen momento! Solo había tocado una criolla y solo sabía tres o cuatro acordes. ¡Todo lo que iba a vivir con mi guitarra! ¡Cuán importante la apuesta de mis padres! ¡Tan agradecido!

Al terminar el colegio secundario pasé a otro coro, uno de adultos. Yo solo tenía 18 años. Pero ahí estaba. La vestimenta, una toga negra. Ya no parecíamos mormones, como en el otro coro. ¡Ahora nos confundían con curas! En el año 1999 viajé por primera vez a Europa, a cantar en un festival mundial de Coros. El mundo estaba ahí y era la voz cantada la que me daba un lugar.

Me avisaron por esos años 2000 que estaban buscando un barítono para cantar en una comedia musical infantil. Allí fui a representar algunos personajes con diferentes disfraces, mientras cantábamos en vivo a cuatro voces. Experiencia novedosa para el teatro infantil, recibiendo una mención especial en el Festival Nacional de Teatro Infantil en Enero de 2001.

En el 2001 teniendo más registro de los aspectos a mejorar, empecé a estudiar la carrera de canto en el conservatorio municipal Manuel de Falla. Para ese entonces también había empezado la carrera de Psicología en la Facultad.

Si, hacía muchas actividades. Pero sobre un fondo de continuidad -no lo olviden. Cantaba en el coro, me invitaban a cantar como refuerzo en otros coros, estaba en la comedia musical y en algunos grupos vocales, estudiaba en el conservatorio y en la facultad.

Un compañero de la comedia musical me avisó que estaban buscando un varón que cantara para un espectáculo de clown, técnica de la que yo no tenía idea. Me anoté ese verano del 2004 en un curso de Clown en el Rojas y después en otro Centro Cultural para aprender un poco qué era eso del Clown. En Agosto de ese año, me encontré cantando sobre un nuevo escenario, esta vez con una nariz roja como única máscara.

A la vez, por los mismos meses, hice dos funciones como protagonista en una obra de teatro "La espuma de los días". Solo dos funciones porque viajé por segunda vez con el coro a Europa. Al regresar, prefirieron quedarse con el reemplazo. Siempre supe que en realidad el remplazo había sido yo.

Por suerte empecé a trabajar. ¡Quería empezar a trabajar! Era muy lindo cantar, actuar y todo el asunto, pero también quería ganar mi dinero y poder concretar algunos proyectos.

Empecé a trabajar en un call center por recomendación de un amigo. ¡Que recomendación! ¡Otra vez la voz puesta a trabajar! ¡Esta vez me pagarían! Pasé por dos o tres de ellos hasta que llegué al que fue mi último trabajo dentro de un call center. Justo coincidió la entrada al último call center con el momento en el que me había ido de la casa de mis padres y comenzaba a experimentar esto de vivir sin ellos. ¡Es muy diferente!
 
En la oficina armamos un hermoso grupo de compañeros. Para mi era algo muy nuevo eso de compartir con otros una actividad en la que la mayoría solo estaba para ganar algún dinero. Por suerte con algunos compañeros hicimos amistad y las reuniones fuera de la oficina fueron moneda común. Creo que si no hubiese tenido el grupo, no hubiera aguantado tres años trabajando allí.

Con el tiempo en la oficina, empecé a dibujar una historieta en horario de trabajo, para distraerme de la tarea, monótona muchas veces. Un personaje vivía experiencias dentro de su lugar de trabajo. Era un payaso con cierta inocencia que se iba sorprendiendo por lo que pasaba en la oficina. No creo que fuera tan inocente.

El empezar a trabajar hizo que fuera decidiendo dejar el conservatorio, la comedia musical, los coros, el teatro, el clown. Todo era muy agradable, pero no me daba de comer. Es más ¡pagaba por hacerlo!
Me quedé solo con la facultad, próximo a terminar la carrera de psicología. 
Y me quedé solo, de verdad.

Siempre sostuve la pregunta de qué hacer con todo lo que había dejado, porque lo cierto es que nunca sentí que realmente lo hubiera dejado. 
Estaba ahí, guardado, protegido.

La carrera de psicología terminó, dejé el call center, y empecé a trabajar como psicólogo en distintos lugares.

Acá estoy, dándome cuenta cada vez más que todo lo que aprendí, oficiando como locutor, cantando, tocando la guitarra, haciendo teatro, clown, nunca dejará de integrar lo que me gusta nombrar como: mi propia subjetividad. Y no dejará de hacerlo.

Tal vez en un tiempo, esté en algún nuevo escenario.

Una pintura

     Hace algunos años dibujé en una hoja una escena de dos celebrando. Dos figuras extasiadas brindaban por el encuentro. Era más bien un boceto, en lapiz. Lo hice mientras trabajaba en la oficina, como para pasar el tiempo.
     Una tarde de fin de semana en mi casa, copie el boceto a una tabla de madera y terminé de dibujarlo. No era cualquier tarde, sino una de esas en las que el registro emocional estaba totalmente sintonizado. Busqué en un cajón -en uno de esos cajones en que se guardan cosas que no se sabe para qué se las guarda- y encontré unos pomitos casi vacíos de acrílico. Acrílicos de varios colores.  Había también un pincel. Creo que había uno solo. Y lo pinté.  Pinté un cuadro. Para mi sorpresa, quedó bastante bien. Le puse un alambre en el dorso y lo colgué en una pared. Algunos lo vieron, y me hicieron buenos comentarios. A mi me gustaba. 
    Cuando me mudé, la madera con la pintura quedó entre los bártulos de la mudanza. Supongo que cuando hay una mudanza, muchos de los objetos que uno tenía en uso, pasan a la categoría de bártulos. Dejan de tener utilidad. Allí olvidé la pintura, sin querer queriendo, por muchos años.
    Hace un tiempo y con otra mudanza en el medio,  me acordé del cuadro, de sus colores, de la escena, del registro emocional de esa tarde. Fuí a buscar entre los objetos que estaban todavía allí, cubiertos por una fina capa de tiempo, ese cuadro que recordaba haber pintado.

Pero no lo encontré.
Y está bien así.
Debe estar en algún lugar.
Adornando vaya uno a saber qué pared. 


 

8/29/2011

Paradójica conclusión

Cada vez más, llego a la paradójica conclusión, no en un intento de cerrar una idea, sino más bien en la dirección de abrir nuevos interrogantes, que cuando se habla de "elaborar la experiencia", de lo que se trata es de formalizar la experiencia previa, o dicho de otra forma, construir, darle cuerpo a la “propia” experiencia. Experiencia propia que no conduce a otro lugar más que a la aceptación por parte de quien la construye, del propio recorrido y de la propia inscripción que pudo hacer o no de los acontecimientos de su vida. Tal vez no hago otra cosa que decir de otra manera lo mismo que han dicho anteriormente algunos otros, sean estos psicoanalistas o no, pero de lo que si estoy seguro es de estar escribiéndolo a mi manera. Y no se trata de una simple referencia a la canción de Frank Sinatra.

Parecen instrucciones de un profesor de baile

"Es así, uno da unos pasos y después habrá que corregir el rumbo. Después, otros pasos, corrección, y así... En algún momento y con un poco de suerte, los tiempos de paso y corrección se enlazan de manera tal, que pasan casi imperceptibles, como una continuidad. Pero no dejan de alternarse uno con otro. 
En los momentos más complejos, el tiempo de la corrección puede demorarse un poco más. A veces ayuda dar un nuevo paso"

8/17/2011

Cooperadoras

La escuela pública ofrecía por esos tiempos, las primeras clases de computación, en las que los alumnos aprendían a utilizar funciones matemáticas con el programa "Logo": Una tortuga de color naranja que avanzaba en la pantalla y dibujaba las figuras geométricas que correspondieran a las ecuaciones ingresadas. 
La cooperadora de la escuela por su parte, con lo que cada quien aportaba, organizó talleres para los alumnos: taller de teatro, taller de radio, de flauta dulce y de guitarra. Actos y presentaciones. Representaciones y programas. Incontables escenas vividas por los niños en cada uno de esos espacios ofrecidos a la creatividad. El público, familiar la mayoría de las veces, encantado de presenciar tanta potencia.

Muchos fueron los que participaron de esos talleres, dibujando sus propias figuras.

No fue cualquier matemática, fue cooperadora.



   

8/16/2011

¿Cuánto más salvajes habrán sido los colonizadores?

      Durante los años en los que estuve en la escuela primaria, las maestras solían elegirme para oficiar de locutor en los actos escolares. No en todos, claro. Pero si en unos cuantos. La tarea encomendada tenía para mi un caracter lúdico. Era un niño al que le gustaba leer. Me entretenía con la sonoridad de las frases, con las inflexiones y las cadencias. Con la espera de los silencios que aparecen con los puntos y las comas, con las diferencias de entonación entre una exclamación y un interrogante. Había aprendido a encontrarle la gracia.     
            Recibía un texto y lo leía. Le ponía voz a un discurso que no necesariamente me pertenecía. O al menos, no me pertenecía hasta tanto no lo hubiera enunciado. Hubo una vez en la que leí para un 12 de Octubre de 1991, un texto escrito por mi maestro de quinto grado que decía en una de sus lineas: "¿Cuánto más salvajes habrán sido los colonizadores?." Me inquietaba tanto tener que leer esa frase! Me entusiasmaba tanto poder pensar de otra forma lo que se me había transmitido en la escuela los años anteriores, respecto al "descubrimiento" de América. Sabía que era cierto: los "salvajes" habían muerto cruelmente en manos de los "civilizados" colonizadores.
     La directora de la escuela no quería que esa frase fuera leída, de hecho, le había advertido al maestro que "ese tipo de discurso" no correspondía para un acto escolar.

El maestro me dijo que si, que lo leyera.

    Y así aprendí para siempre, lo que el maestro me había querido enseñar.
  
      

6/23/2011

Cuando las olas vienen de regreso

Cuando las olas vienen de regreso,
traen consigo la espuma, el agua y la sal.

La arena firme las recibe,
y sabe quedarse con suficiente humedad.
Dejando ir hasta la próxima,
algunas partículas de su inmensidad.

Cuando las olas vienen de regreso
cambian las formas de la identidad,
ya no es ola y arena alejadas
sino playas de verdad.

Playa de ola y arena,
fronteras de aqui y de allá,
orilla que existe en el entre.
Entre que viene y se va.

6/22/2011

Construir

Continuando con la construcción, encontré una definición Deleuziana que me gustó:

"Construir es agenciar. Agenciamiento es apropiación deseante, disposición, concatenación, arreglo, en el sentido en que se produce el arreglo de elementos diversos en una habitación cuando esperamos visitas (...) Desear es construir un agenciamiento, construir un conjunto"*



6/21/2011

Peliculas IV

Ayer vi la película "Good Will Hunting" que tradujeron "En busca del destino".

Para quienes la vieron, solo una reflexión acerca del vínculo entre el joven paciente Will (Matt Damon) y su terapeuta Sean (Robin Williams).

Ninguno de los dos podía anticipar los efectos del encuentro -nunca se puede- y sin embargo ambos aceptaron que ello ocurra. Al principio, cada uno desde un lugar conocido, seguro.
Luego, desde la activa construcción en el vínculo, de lo que está por venir.

Will es una especie de genio que sabe mucho sobre muchos temas y desde allí se posiciona como recurso defensivo. Cuando tienen el primer encuentro en el consultorio, Will rápidamente ataca a Sean haciendo lecturas apresuradas sobre una pintura que encuentra allí. Le dice: "En la tormenta cualquier puerto viene bien. Elegiste a la mujer equivocada"  Sean el terapeuta detiene el ataque.
En el siguiente encuentro, Sean interviene diciéndole algo así : "La otra noche no pude dormir, hasta que pensé y me di cuenta que sos un niño. Caí entonces en un profundo sueño. Crees que sabes algo sobre mi porque viste la pintura en mi consultorio. Es como que yo pensara que sé algo sobre vos por haber leído "Oliver Twist" (Will también es huérfano) Si te hablo sobre arte, seguro vas a poder hablar sobre Miguel Ángel. Debes saber mucho sobre su historia. Pero no sabes lo que se siente al estar en la Capilla Sixtina. Ni conocés el olor que se percibe al estar allí. Si te hablo sobre el amor, vas a poder citar poemas, autores y novelas, pero no vas a saber lo que se siente despertar junto a la persona que amas. Ni conocés todavía el dolor de una pérdida. Todavía estás muy asustado como para empezar a vivir"

Los movimientos subjetivos en cada uno de ellos, no fueron sin el encuentro con lo más ajeno del otro.




 

6/03/2011

Peliculas III

La siguiente es una nota que envié en respuesta a un artículo que leí sobre la película "El cisne negro":


" Agradezco haber encontrado tu escrito titulado "El cisne "algo" psicótico". Es una buena película y disfruté mucho al verla. También yo hice mis conjeturas tratando de encontrar sentido allí donde parece no haber ninguno. Está buena la articulación lacaneana que realizás sobre lo que pudiste ver en la película. Me preguntaba al leer, si aquello que nombrás como "estructura psicótica- brote psicótico" (de orden singular) no sería acaso más conveniente comenzar a pensarlo (y luego si, nombrarlo) como una construcción colectiva, al menos sostenida por más de uno. Es claro que la madre de la protagonista es un personaje muy peculiar, pero no solo ella conduce a su hija al lugar de lo que no hay. Su jefe perverso y manipulador que, estando al tanto de la fragilidad emocional de la protagonista, sostuvo la misma dirección en sus decisiones. La bailarina vieja y depresiva que no puede dejar caer sus identificaciones gloriosas, su compañera adictamente narcisista que hasta se satisface en ver a la otra ganando la escena, el mundo del ballet clásico que ofrece como lugar, uno para muchos. Una multiplicidad de elementos que toman de la mano a la inestable subjetividad de la protagonista y la conducen, casi sin opción, no a resolver los conflictos que de la situación pudieran emerger, sino más bien a poner en acto aquello que ninguno de los otros pudo elaborar de un  modo más saludable. Nuevamente, celebro haber encontrado un escrito como este. Aunque más no sea para tensar un poco la cuestión. Una práctica siempre nutritiva. Saludos"

5/26/2011

Peliculas II

Hace algunas semanas me prestaron una copia de "Un buda". Es una película argentina de no muy buenas actuaciones, pero sensiblemente agradable.

Ya la había visto en el 2007 cuando, como dijo un amigo el otro día, me "la recetaron". Así es. En ese año tan particular en el transcurso de mi vida, me dijeron un día: "vos tenés que mirar esta película" y yo la vi.

La película cuenta la historia de dos hermanos: uno es muy racional y el otro está en busca de un camino espiritual. El primero es un tipo solitario, que no puede creer en nada que no sea aprehensible por la razón.
El otro es un tipo raro, bastante raro. Pero sensiblemente conectado con su entorno.

Ambos perdieron a sus padres cuando eran niños. Un grupo de tareas se llevó a los padres y los desapareció. Los niños quedaron al cuidado de su abuela.

Sus vidas como búsqueda. Del encierro individual a la búsqueda sintonizada con otros. Colectiva.

Una linda película.

5/19/2011

Peliculas

En el año 1994 se estrenó una película que fue traducida en el país como "El perfecto asesino". Fui a verla al cine con un amigo del colegio,  a quien no veo desde hace unos cuantos años. El titulo original es "Leon: The Professional".
La película cuenta sobre Leon (Jean Reno),  un inmigrante Italiano que apenas llegado a NY comienza a trabajar como asesino a sueldo, un "cleaner" (limpiador). Al personaje lo presentan como siendo un tipo solitario, hábil en su arriesgado trabajo y un tanto infantil (toma leche durante toda la película).
El otro personaje lo interpreta Natalie Portman, que en ese momento tendría unos 12 años. Su personaje, Mathilda, una puber un tanto adultizada que fuma cigarrillos a escondidas de su padre y juega a coquetear con Leon.
Resumidamente, matan a la familia de Mathilda y ella en busca de venganza se asocia a León para que este le enseñe el trabajo de "cleaner". A cambio ella le ofrece enseñarle a leer. Hacen un pacto.
Luego se desarrolla la historia, que no voy a contar acá por si la quieren ver.

Sobre lo que quiero escribir es sobre la censura. En el año 1994 se estrena esta película. Durante los años que siguieron varias veces pude volver a verla, al punto de aprenderme de memoria algunas líneas de los textos. 

En el año 1999 tuve la suerte de poder viajar a Austria. Estando una noche en la habitación donde me hospedaba vi por televisión que estaban pasando la película que tantas veces había visto.
"Puedo verla", pensé, "aunque esté en alemán (no entiendo nada de ese idioma) ya se lo que dicen"

Para mi sorpresa, encontré en esa versión televisiva unas cuantas escenas que nunca había visto las veces que vi la película. Y no por distraído. Eran escenas nuevas!! ¿O era que en la versión conocida por mi, había censura? Que problema!! Las nuevas escenas seguían estando en alemán!! y ahí si que no pude entender.
Mi imaginación llenó de sentido esas escenas. Pero me quedé con las ganas de entender.

Desde ese año en adelante y con la aparición de internet,  bajé varias veces la película tratando de encontrar la versión que estuviera "completa". Ahora sabía que no estaban contando toda la historia si no dejaban ver esas escenas también. Aportaban mucho a la historia. Permitían conectarse mucho más con lo que a los personajes les pasaba. El vínculo entre ellos tomaba otras dimensiones, haciendo que el final de la película fuera mucho más significativo aún.

Cuestión, nunca encontré la versión completa, hasta ahora.

Pasaron más de 10 años desde que escuché la película en alemán sin entender!
El otro día, miré las escenas, pude leer en castellano los subtítulos y escuchar en inglés lo que decían.

Para quienes hayan visto la película en su versión censurada, les recomiendo pasar por esta otra versión, hacer el ejercicio de encontrar las diferencias y dejarse impactar.

Para quienes nunca la vieron, es una buena oportunidad.

5/08/2011

Lloviendo

Sin saber aún de que modo empezar,
dejaré que mis palabras fluyan otra vez.

Con un viento de escaso ruido
te pido que me escuches
sin más que permitir
que la brisa silbe una melodía en ti.

Luego tendrás el tiempo para evaluarla
y podrás sentir lo que ha dejado
y lo que el viento se llevó.

Sin temor al intercambio,
te doy con el aire mis sentimientos.
Deja que la brisa
recorra tu figura, trata de hacerlo.

Son solo palabras cargadas por alguien
que tiene montones para rehacerlo.

No pidas lagunas,
porque tendrás mares abiertos.
Bucear allí dentro no es simple por cierto,
tendrás con el aire reservas por dentro.

Y soplarás no para mi, ni para otros, lo que hay en ti.

Si dejas que el río fluya hasta la mar,
de ahí hacia el cielo y vuelta a empezar,
entonces la vida tendrá más valor,
ser parte del ciclo es sabio.

5/03/2011

¿Espejo?

Un espejo que no refleja
¿es un espejo que no quiere trabajar?

¿O es un espejo que simplemente no puede reflejarlo todo?
Conoce su limitación.

4/28/2011

Solo un tramo del camino

Suelo ir al centro tomando siempre determinado colectivo y determinada linea de subte. Cada día de la semana salgo desde un lugar diferente (el hospital, el consultorio, mi casa) y desde cada lugar siempre viajo de la misma forma. Voy sin querer, reconociendo a los vecinos, a la gente que también toma el mismo subte en los mismos horarios, a personas de los barrios que siempre están en el mismo lugar. Hay cierta rutina que se instala sin darse uno cuenta de ello. A veces pasa, que algo diferente aparece en la rutina y el viaje al trabajo comienza desde un lugar no habitual. Me alegro cuando ello ocurre. Porque hace que caiga en la cuenta de las rutinas instaladas más allá de la cuenta y porque me da la oportunidad de aflojar las rigideces innecesarias de las repeticiones. El otro día tuve que ir a hacer un trámite. No suele estar bueno ir a hacer trámites. De hecho no lo estuvo, pero al salir de ahí, inicié el viaje al trabajo por calles distintas a las habituales y tomé otros transportes que los de siempre. Me gusta ir por calles nuevas, conocer nuevos lugares, viajar. Al realizar ese viaje no común lo que agradablemente me llamó la atención fue que en el viaje vi por la calle a personas a las que no veía hacía mucho tiempo. Personas que no circulan por mis recorridos, que no usan las mismas calles, ni comparten horarios conmigo. Personas a las que conocí hace un tiempo atrás, por haber compartido algún tramo del camino, solo un tramo del camino.
Y ahí estaban, circulando por sus propias rutinas, por sus calles, por sus horarios.

Esta simple experiencia de la vida urbana me hizo pensar en que el tiempo y el despliegue de las actividades a las que cada quien se dedica, van conformando circuitos - los propios y los ajenos- y cómo se va olvidando torpemente la forma que toman los caminos de los otros.

El profundo aprendizaje de haber cambiado el recorrido ese día -en el fondo para encontrarle un beneficio al trámite realizado- es saber que tanto el camino propio, como el de los otros, no se va delineando sino por los tramos compartidos. Aunque más no hayan sido, solo un tramo del camino.

4/04/2011

Seguir

¿Crees que no me importa haberme ido de acá? 
 Estuve un tiempo después, de irme antes de por ahí. 

Y sé que seguiré sin saber qué me espera.
Y supongo que me espera, para poder seguir.

¿Crees que no me duele sentir que debo partir?
¿Crees que no quisiera quedarme a descansar?

No es por un lugar que no pude ocupar.
No es por la mirada que no supiste dar.
¿Será que nunca supe verdaderamente? 
¿Será que nunca entendí el valor que tenía?

No es simple lo que digo, hay miedo al partir.
¿Será que no pudiste vos descansar en mi?
¿Que el lugar ofrecido no fue nada para ti?
¿Será que tenés miedo de pedirme a mi?

Y que te diga algo así como
"si, ya no quiero partir.
Acá vamos a construir"

Si pudiera, o pudiese.

Si pudiera hacerte llegar 
lo que de mí proviene
lo que de mi deviene. 

Si pudiese hacerte entender
lo que por vos yo siento
lo que por vos reviento. 

Tan solo si pudiera,
escribir mi adentro 
Tan solo si pudiese
conectar mi aliento. 

Si pudiera lo escribiría en mil idiomas 
Y si pudiese leería tu rosetta

Si cuando viejos pudiéramos besarnos
 entenderíamos: lo que hicimos fue escribir los años.

El cierre

Todo lo que empieza, termina.
Termina y se transforma.
Y así es que estoy viendo de qué modo terminar este blog.
Algo ya está hecho.
Ya pasó su tiempo.
Es tiempo ahora de escribir en otro espacio.
De otro modo.
Otra cosa.
Otro fin.

Canción de cuna para las penas

"Ay ay ay... 
Pena penita pena...
Duele el almita, duele...
Ay ay ay..."


 Como decía Atahualpa:

"Por eso el hombre al cantar,
con emoción verdadera,
echa su pena p'ajuera
pa que la lleven los vientos,
y ansí, siquiera un momento 
se alivia su embichadera"

Sueño

Un sueño de hace unos días.

"Se caían los pilares que sostenían el armado de una carpa de circo. Mi amigo miraba desde lejos y se reía al verme intentar volver a colocar los pilares sobre los médanos de arena sobre los que estaba armado el circo y no lograrlo" 

Pensé: "Habría que armar un edificio"

Ah, la tentación...

La tentación de seguir escribiendo en este blog
surge cuando los vientos traen de retorno las resonancias de lo escrito. 

Así, en silencio, sin saber quién lee, o qué entiende. 
Miles de motivos para escribir. 

Por ahora solo uno:
la terrible y dulce tentación.

Construir

Cada tanto está bueno ir al diccionario:

Construir: 
1-"Fabricar una obra material, de acuerdo con una técnica de trabajo compleja y usando gran cantidad de elementos"
2-"Elaborar una teoría o proyecto a partir de la combinación de diversos conceptos
3-"Disponer de determinada manera los elementos de una obra artística
4-"Unir y ordenar debidamente las palabras o las oraciones de acuerdo con las normas de la gramática"

Alta presión

Con el tiempo

me voy dando cuenta 

de lo importante

que es

cuidarse

a uno mismo.

2/14/2011

Hablemos claro

Me encuentro en un lugar en el que no siempre puedo decir lo que me gustaría decir. Se me explica que no debo, por prudencia, decir lo que se me ocurre si no quiero violentar a quien me escucha.
Me pregunto ¿Todo lo que digo tiene ese signo negativo? ¿Todo lo que quiero decir puede violentar? ¿Y cuando digo algo que pienso que no va a violentar? ¿Violenta de todas formas?
Se me explica que lo que digo no solo se calcula por el contenido de lo que expresa, sino también y sobre todo por el lugar desde donde lo digo.
Pienso ¿Digo desde el mismo lugar en todos los lugares? Porque quiero creer que aún puedo estar en varios lugares, no a la vez, claro, pero si en varios dentro de la secuencia que hace a mi-temporalidad.
El lugar irreductible de mi, pero de un mi que deviene cada vez un lugar diferente. ¿cuantos mi hay para quienes me escuchan?

Una idea, un pensamiento, una ocurrencia, una ficción. Al menos una de cada una han ido a parar al cajón de "lo que no tengo que decir"

Y si lo digo...?

1/28/2011

Virtual.

Reservorios de viejas historias,
acercamientos prudentemente mediatizados a nuevas personas,
distancias actuales que se atraviesan con clicks.

Instantáneos.

Parece que no vale el tiempo.

Ventanas vidrieras que venden imágenes,
o textos como este, lanzados al espacio,
o al mar. Ya no en una botella.
En miles de botellas.

Confianza absurda en la buena leche,
de quien lee, de quien mira,
de quien se nutre con ello.

Publicaciones que ofenden,
imágenes ajenas, copetes generadores de opinión
Irresponsabilidad editorial. 

Pérdida de las dimensiones,
abrir canales que conectan,
como el de Panamá
Requiere cuidar mareas.

Haciendo las llaves de algún dique,
con suerte, a veces,
dejan de ser virtual.