Durante los años en los que estuve en la escuela primaria, las maestras solían elegirme para oficiar de locutor en los actos escolares. No en todos, claro. Pero si en unos cuantos. La tarea encomendada tenía para mi un caracter lúdico. Era un niño al que le gustaba leer. Me entretenía con la sonoridad de las frases, con las inflexiones y las cadencias. Con la espera de los silencios que aparecen con los puntos y las comas, con las diferencias de entonación entre una exclamación y un interrogante. Había aprendido a encontrarle la gracia.
Recibía un texto y lo leía. Le ponía voz a un discurso que no necesariamente me pertenecía. O al menos, no me pertenecía hasta tanto no lo hubiera enunciado. Hubo una vez en la que leí para un 12 de Octubre de 1991, un texto escrito por mi maestro de quinto grado que decía en una de sus lineas: "¿Cuánto más salvajes habrán sido los colonizadores?." Me inquietaba tanto tener que leer esa frase! Me entusiasmaba tanto poder pensar de otra forma lo que se me había transmitido en la escuela los años anteriores, respecto al "descubrimiento" de América. Sabía que era cierto: los "salvajes" habían muerto cruelmente en manos de los "civilizados" colonizadores.
La directora de la escuela no quería que esa frase fuera leída, de hecho, le había advertido al maestro que "ese tipo de discurso" no correspondía para un acto escolar.
El maestro me dijo que si, que lo leyera.
Y así aprendí para siempre, lo que el maestro me había querido enseñar.
Escribir siempre fue un recurso que tuve muy a mano. Primero sobre el papel y más adelante en el teclado. En este Blog escribí entre el 2009 y el 2011 en un momento muy especial de la vida en el que empecé a construir un recorrido ya como profesional. En 2009 empecé mi primer trabajo profesional rentado yéndome de donde trabajaba. Sobre las despedidas, el crecer, el construir cosas nuevas. Moverse y cambiar. Decir. Hablar. Escrituras de pasaje entre experiencias.
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Muy bueno amigo..como dijo el general: seamos libres, que lo demas no importa nada!!!
ResponderEliminarMi mamá aún recuerda ese acto. Le pareció fascinante que un maestro, y en esa época, se anime a decir eso. Un grande Juan. Lo pudimos conocer gracias a que Marta pidió licencia!
ResponderEliminarQué grande Diego! Creo que fue Graciela la que tomó licencia en 5to.
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