Ayer vi la película "Good Will Hunting" que tradujeron "En busca del destino".
Para quienes la vieron, solo una reflexión acerca del vínculo entre el joven paciente Will (Matt Damon) y su terapeuta Sean (Robin Williams).
Ninguno de los dos podía anticipar los efectos del encuentro -nunca se puede- y sin embargo ambos aceptaron que ello ocurra. Al principio, cada uno desde un lugar conocido, seguro.
Luego, desde la activa construcción en el vínculo, de lo que está por venir.
Will es una especie de genio que sabe mucho sobre muchos temas y desde allí se posiciona como recurso defensivo. Cuando tienen el primer encuentro en el consultorio, Will rápidamente ataca a Sean haciendo lecturas apresuradas sobre una pintura que encuentra allí. Le dice: "En la tormenta cualquier puerto viene bien. Elegiste a la mujer equivocada" Sean el terapeuta detiene el ataque.
En el siguiente encuentro, Sean interviene diciéndole algo así : "La otra noche no pude dormir, hasta que pensé y me di cuenta que sos un niño. Caí entonces en un profundo sueño. Crees que sabes algo sobre mi porque viste la pintura en mi consultorio. Es como que yo pensara que sé algo sobre vos por haber leído "Oliver Twist" (Will también es huérfano) Si te hablo sobre arte, seguro vas a poder hablar sobre Miguel Ángel. Debes saber mucho sobre su historia. Pero no sabes lo que se siente al estar en la Capilla Sixtina. Ni conocés el olor que se percibe al estar allí. Si te hablo sobre el amor, vas a poder citar poemas, autores y novelas, pero no vas a saber lo que se siente despertar junto a la persona que amas. Ni conocés todavía el dolor de una pérdida. Todavía estás muy asustado como para empezar a vivir"
Los movimientos subjetivos en cada uno de ellos, no fueron sin el encuentro con lo más ajeno del otro.
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