11/09/2010

Las llaves del recuerdo.

Alguien al que no veía hacía mucho tiempo, se sorprendió al escuchar de mi parte un recuerdo que lo incluía siendo uno de los personajes.

Me dijo: "Que memoria!! Yo ni me acordaba!!"

Algunos pensadores se preguntan si es correcto pensar a la memoria como algo perteneciente a la propiedad individual, ya que algunos recuerdos mios los tiene el otro y yo tengo recuerdos de él.

Esta persona a la que volví a encontrar después de muchos años, me dijo: "Ahora que me contaste esto, me acuerdo de una vez en la que..."

Es decir, el recuerdo que sin saber para qué yo guardaba en la memoria, hizo las veces de puente o conector entre la continuidad de su memoria y de la mía. Es más, en esa oportunidad, el recuerdo hizo las veces de llave para acceder a otros recuerdos que no se encontraban disponibles hasta entonces.

Socialmente, cuando se reclama memoria y justicia, cuando se revisa la historia latinoamericana para modificar, por ejemplo, el nombre que se le pondrá a un feriado nacional, accedemos instantáneamente a una nueva dotación de recuerdos y significaciones restituídos a su lugar, como si una cerradura fuera abierta y permitiera que los silencios expresaran su voz.

Son los minúsculos detalles que una generación le ha trasmitido a las otras, y que no han dejado de insistir para expresar su voz, los que permiten que la historia y la memoria se restablezcan como guardianes de la identidad.

Así como una nación para constituírse ha silenciado otras voces ajenas a su intención de unidad, algunas personas en su afán de ser uno, intentan acallar las voces de la historia y de los personajes que hicieron a su constitución.

No todo es historia y memoria, también es presente y acontecimiento, ya que sin el encuentro, actual, no sería posible restituír las cosas a su lugar.

Una cita que me pasaron hace unos dias:
"Y lo mismo ocurre con nuestro pasado. Es un trabajo en vano tratar de recapturarlo: todos los esfuerzos de nuestro intelecto serán fútiles. El pasado está oculto en algún lugar fuera del reino del intelecto, más allá de su alcance, en algún objeto material (en la sensación que ese objeto material nos dará) que nosotros no sospechamos. Y en cuanto al objeto, depende de la suerte que tropecemos o no con él antes de nuestra muerte... Pero cuando nada subsiste de un pasado distante, cuando las personas ya están muertas, cuando las cosas ya están rotas y esparcidas, sin embargo, solos, más frágiles, pero con más vitalidad, más insustanciales, más persistentes, más fieles, el olor y el gusto de las cosas siguen posados un largo tiempo, como almas, listos para hacernos recordar, aguardando y esperando su momento, en medio de las ruinas de todos los restos; y portan sin vacilar, en la minúscula y casi impalpable gota de su esencia, la vasta estructura del recuerdo"
Proust

2 comentarios:

  1. Me pasa. Debido a mi memoria entrenada (porque la memoria no solo se ejercita, también se entrena) suelo pasar por situaciones por las que pasaste vos Tincho.
    Saludos

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Dibujemos el garabato juntos!